Responsabilidad y Rendición de Cuentas (accountability)

Hace poco más de 10 años, el director de la empresa en la que laboraba, escribió en el pintarrón de la sala ejecutiva la palabra “accountability”. A partir de ese día, la esgrimió para hacer que todos quienes formábamos el staff, “asumiéramos nuestra responsabilidad y rindiéramos cuentas de manera objetiva y oportuna”.

Siendo un grupo de profesionales el “accountability” fue rápidamente convertido en una práctica de gestión cotidiana, y a pesar de las complicaciones, fue un placer haber pertenecido a ese grupo que tantos logros alcanzó.

La palabra “accountability” es comúnmente traducida al español como responsabilidad, pero es un hecho que esa descripción se queda corta en el entorno organizacional.

Ser “accountable” significa mucho más que cumplir con tu puesto o para lo que fuiste contratado. Incluye la obligación de hacer las cosas cada día mejor, buscar la excelencia y hacer todo cuanto sea necesario para contribuir a los resultados de la organización a la que perteneces. Implica compromiso, proactividad, un enfoque constante en la productividad y el agregar valor.

Si bien la responsabilidad y la rendición de cuentas son elementos de una conducta que refleja madurez y profesionalismo; hay que reconocer que existen enormes oportunidades de que esta conducta sea un hábito en las organizaciones de hoy en día.

Las razones de la falta de “accountability” son muy variadas, pero en general se podría resumir en una sóla: es más fácil echarle la culpa al otro que asumir la parte de responsabilidad que nos corresponde.


¿Qué tan “accountable” eres?

A continuación un sencillo listado de conductas que reflejan la capacidad de una persona para asumir la responsabilidad y rendir cuentas de manera profesional.

En una escala del 1 al 10, siendo 1 como “nunca” y 10 “siempre”, califica tu nivel de “accountability”. Tu calificación aplica tanto para el trabajo como para tu vida personal.

1. Me comunico con regularidad y de manera objetiva.
2. Si no entiendo algo, procuro obtener más información.
3. Soy dueño de mis problemas y circunstancias.
4. Cuando cometo un error, lo admito.
5. Soy proactivo, me gusta tomar la iniciativa.
6. Pregunto todo lo que necesito para hacer mi trabajo.
7. Analizo mis actividades y me pregunto ¿Cómo contribuye esto a los objetivos de la organización?
8. Analizo mis actividades y me pregunto ¿qué más puedo hacer?
9. Me doy el tiempo y me concentro cuando es hora reportar lo que he hecho.
10. Me gusta la retroalimentación.
Si tienes una posición de autoridad:
11. Desarrollo y promuevo la responsabilidad y la rendición de cuentas en la gente que está a mi cargo.
12. Confronto la falta de responsabilidad y rendición de cuentas de otros.

Obviamente, mientras más alto sea tu puntaje, es mejor. Revisa aquellos aspectos en que tu calificación es baja y piensa qué puedes hacer para mejorar.
Si fuiste honesto contigo (¿hay otra opción?), entonces tendrás los elementos para sobresalir y desarrollarte en cualquiera que se la actividad que realices, ya que de seguro tu organización valorará las contribuciones que realizas, más allá de lo que marca tu descripción de puesto.

Por último, un ejemplo clásico de la responsabilidad y rendición profesional de cuentas contra la conducta tradicional de aquel que se limita a “hacer la chamba”.

Juan trabajaba en una empresa desde hace dos años, siempre fue muy serio, dedicado y cumplidor de sus obligaciones, llegaba puntual y estaba orgulloso de que en dos años nunca recibió una amonestación.

Cierto día buscó al gerente para hacerle un reclamo:

--Señor, trabajo en la empresa hace dos años con bastante esmero y estoy a gusto con mi puesto, pero siento que he sido postergado. Mire, Rogelio ingreso a un puesto igual que al mío hace sòlo 6 meses y ya está siendo promovido a Supervisor.

--Uhmmmm - mostrando preocupación el gerente le dice: -Mientras resolvemos esto, quisiera me ayudes a resolver un problema. Quiero dar fruta al personal para la sobremesa del almuerzo de hoy. En la bodega de la esquina venden fruta. Por favor, averigua si tienen naranjas.

Juan se esmeró en cumplir con el encargo y en 5 minutos estaba de vuelta.

--Bueno Juan, ¿qué averiguaste?

--Señor, tienen naranjas para la venta.

--¿Y cuánto cuestan?

--Ah... No pregunte por eso.

--Ok, pero ¿viste si tienen suficientes naranjas para todo el personal?

--Tampoco pregunté por eso señor.

--¿Hay alguna fruta que pueda sustituir la naranja?

--No sé señor, pero creo...

--Bueno, siéntate un momento. --El gerente tomó el teléfono y mandó llamar a Rogelio. Cuando éste se presentó, le dio las mismas instrucciones que le diera a Juan anteriormente, y en 10 minutos estaba de vuelta. Cuando Rogelio retornó el gerente pregunta:

--Y bien Rogelio ¿qué noticias me tienes?

--Señor, tienen naranjas, lo suficiente, para atender a todo el personal y si prefiere también tiene plátano, papaya melón y mango. La naranja está a $7.50 pesos el kilo. El plátano a $5.20, el mango a $9.00 el kilo, la papaya y el melón a $5.80 pesos el kilo. Me dice que si le compra una buena cantidad nos dará un descuento del 8 %. He dejado separada la naranja, pero si usted escoge otra fruta debo regresar para confirmar el pedido.

--Muchas gracias Rogelio, pero espera un momento...

Se dirige a Juan, que aún seguía esperando estupefacto y le dice:

--Juan, ¿qué me decías?

--Nada señor, eso es todo con su permiso...

MORALEJA: Es importante hacer nuestro mejor esfuerzo aun con las tareas más sencillas, ya que de otra forma nadie nos confiará tareas de mayor importancia. Todas las veces que empleamos correctamente la información, tenemos la oportunidad de imprimir nuestra marca personal.
Tomado de una cadena de internet